Actualmente los animales forman parte de nuestro entorno: al entrar en una tienda de decoración, por ejemplo IKEA hay una sección para mascotas en la que se pueden encontrar incluso peluches para animales, y para según que personas los animales forman parte de su familia. No ha ocurrido alguna vez que se le pregunta a alguien: “¿Cuántos hermanos tienes?” Y responde “tengo dos hermanos y dos perros”.
En la televisión también encontramos este “ambiente animal” con programas como Pelopicopata, Frank de la jungla o el encantador de perros. Tienen gran audiencia estos programas dedicados a los animales, sus costumbres, etc. Pero algo que puede ser muy educativo porque nos enseña: la vida animal, como se encuentran dentro y fuera de su hábitat, etc. Al caer en un vocabulario inadecuado provoca que toda su audiencia se acostumbre a escucharlo y lo imite sin saber que lo que dice está mal. Es lo que ocurre con la palabra “educar”.
Es importante tener claro que la educación es algo humano. Mucha gente que tiene animales se ofende al oír esto. ¿Por qué el animal no puede ser educado?
La primera razón es que el animal tiene instinto, sigue un instinto. Se ve comida se la come, el hombre no. El animal puede ser “amaestrado”. La segunda razón es que la educación es algo espiritual y los animales no creen en un “plano superior al orden biológico”. Y la tercera razón es que la educación incluye “ser moral” y los animales no saben diferenciar entre el bien y el mal.
Porque como decía Kant “el hombre es la única criatura capaz de ser educada” demás de ser el único sijeto capaz de elevarse hacia el reino de las ideas.
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