En octubre de 2010
Alfonso Guerra pronunció unas palabras de las que se arrepentiría poco después.
Las dijo sin pensar en las organizaciones feministas, ministras del gobierno y
dirigentes del PSOE, quienes después criticarían sus palabras calificándolo de
sexista. Los dos conceptos que le llevarían a causar un escándalo político y
reavivar el tema de la “igualdad de
género” fueron: “Señorita Trini”. Palabras que utilizo para referirse a
Trinidad Jiménez.
Anabel Díez, Rosa
Montero (EL PAIS) y Antonio Burgos (ABC),
tratan la noticia desde distintas
perspectivas. Por un lado esta Rosa Montero, quien califica a Alfonso Guerra de
machista. Por otro, Anabel Díez quien no califica las palabras de Alfonso
Guerra de sexistas y Antonio Burgos hace un recorrido histórico sobre la presencia
en la literatura Española de la palabra
“Señorita”.
En mi opinión, no
me parece un comentario sexista ni machista. Aunque pueda parecer un
menosprecio hacia la persona de Trinidad Jiménez, frente al “Señor Gómez” ya
que hace muchos años que no nos referimos a las solteras como “señoritas”
hablando en el ámbito profesional. Si me parece un comentario poco apropiado
para un político.
Por otro lado, en España
no puede decirse que actualmente sea un país que se caracterizarse por tener la
presencia de la igualdad de género en sus hogares.
Una cosa es que en
España se promueva la igualdad de género o que se anuncie en la televisión, que
los políticos quieran presumir de ello o que nuestros famosos la divulguen y
otra cosa muy distinta es que en España el hombre sea y haga lo mismo que la
mujer.
Cuando me enseñen
al 90 % de los hombres españoles: poniendo la lavadora los sábados, planchando
una o dos veces por semana, recogiendo la mesa de la cena cada día, limpiando
su habitación – y digo limpiando, no ordenando, puesto que ambas se confunden -. Cuando vea al 90%
de los hombres de España limpiando el váter, la ducha, preparando la comida –
no solo los domingos - entonces podremos hablar de igualdad.
Mi padre prepara la
cena todos los días, se divide el trabajo con mi madre los fines de semana:
ella pone la lavadora y él plancha, etc. Ese es el ejemplo que tienen mis
hermanos, y ellos lo aplicaran a sus hijos. Este es un ejemplo de cómo un padre
y una madre pueden dar lugar a una nueva generación que si viva la igualdad de género.
No debemos
confundir la igualdad de género, es decir, con tener los mismos derechos,
deberes y obligaciones en las mismas situaciones seamos hombre o mujer con
temas como: la vestimenta de los bebes, o los juegos infantiles, ya que todos
los niños o niñas tienen una etapa en la que si tienen hermanas mayores juegan
a muñecas y si tienen hermanos mayores juegan a coches.
Nuestro cuerpo es
diferente, así que es muy normal que seamos distintos, hay ciertas líneas que
no debemos confundir.
En el momento en
que en España veamos normal un hombre con delantal, hablaremos de
igualdad. Hay que olvidar los
estereotipos.
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