viernes, 23 de diciembre de 2011

Apego en niños institucionalizados


Las principales figuras de apego de los niños desde que nacen son sus cuidadores: sus padres en el caso de convivir con su familia; o sus cuidadores del centro de acogida en el caso de ser “menores desamparados”, es decir, situaciones que los padres no pueden cuidarlo, lo pueden cuidar pero de forma deficiente o justifican no poder atenderlo (s).

Que los niños se apeguen más a unos educadores que a otros no  es problemático, es más, es normal, por dos razones: la primera, es que todos (los humanos, educadores y niños) somos  distintos, cada niño necesita más de una cosa o de otra, de un carácter o de otro , etc. ; la segunda, es que  si los niños que viven en familias tiene varias figuras de apego como los abuelos, algún tío y los mismo padres, es normar que un niño que reside en un centro tenga más de una figura de apego.

Las conclusiones de los estudios pioneros de Bowlby (años 70) realizados con niños institucionalizados demostraron que los niños que tienen dificultades  para formar relaciones cercanas y mentales eran debidos a la carencia que habían tenido, de un fuerte apego con sus madres en los primeros momentos de la infancia.

Los educadores han de llevar a cabo actividades cotidianas con los niños. Actividades relacionadas con la alimentación, pautas del sueño, higiene, juegos, etc. Estas actividades se llevan a cabo para favorecer el desarrollo emocional del niño sobre todo con los que permanecerán demasiado tiempo en el centro.

El apego de transición es el vinculo que se establece entre el educador y el niño durante el tiempo en el que reside en el centro de acogida hasta que vuelve con su damilia biológica o es acogido. No es una situación duradera, ya que es algo temporal. Es necesario no fomentar la dependencia del niño a un educador.  Este apego se establece entre el educador del centro de acogida y el niño.

En el momento en que se encuentra una familia de acogida para un niño tiene que haber un tiempo de adaptación tanto para el niño como para los padres. Este periodo dará tiempo al niño para hacerse la idea. Para ello el Centro invita a los “padres” a compartir tareas cotidianas como merendar, jugar, pasear con ellos para sembrar lazos en la relación. Al principio el niño es reacio a esta relación. Pero se va abriendo en pocos días al darse cuenta de que pasara de ser parte de un grupo a ser el centro de atención de esos padres. Es decir, en pocos días el niño prefiere esa relación.

Anna Freud en relación al potencial de apego de los niños  planteó que siempre se haya presente en el niño de manera que cuando sentía carencia de un objeto o figura a la que apegarse rápidamente se fijaba en otra figura.

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