“Imaginen ustedes la escena...” decía pausadamente Fred Smith, al inicio de una conferencia en Tennessee (USA) hace unos años.
“Sitúense en la sabana africana, a orillas del lago Victoria, por ejemplo.Una gacela se despierta por la mañana, con la salida del sol, y piensa: "Hoy tengo que correr más que el más rápido de los leones, si no quiero acabar devorada por uno de ellos”. A pocos kilómetros de allí, se despierta también un león, e inicia su día pensando: "Si no quiero morir de hambre, hoy tengo que correr al menos un poco más que la más lenta de las gacelas"
Smith hace una pausa más larga, y, dirigiéndose al auditorio, concluye: “No sé si el papel de cada uno de ustedes en su vida es ahora el de león o de gacela. Pero, en cualquier caso, por favor, ¡corran!”
Aunque en aquel momento Smith se refería al fenómeno de la competencia en los mercados financieros, podemos aplicar esa imagen al esfuerzo a la vida cotidiana. Diariamente nos puede parecer que las circunstancias en que vivimos son duras o crueles. Podemos dedicarnos a pensar en el porqué de nuestra situación, o en la causa de todo lo que nos sucede, o en lo que sea...; y seguramente serán reflexiones positivas, pero lo que no podemos hacer, mientras, es dejar de correr.
La vida supone un reto permanente, que exige un esfuerzo y una exigencia constantes.La razón por la que la mayoría de gente fracasa actualmente es porque nos rendirnos ante el esfuerzo, porque uno admite demasiado pronto que no es capaz de resolver un problema, o por darlo por imposible directamente.
Hay que esforzarse, espabilar, correr...; tanto si pensamos estar en el papel del león (peleando por alcanzar un objetivo), como si nos vemos más bien en el puesto de la gacela (intentando evitar un desastre).-Aunque el león y la gacela no pasan el día en una carrera continua-.
Es verdad que hay periodos más tranquilos, de cierto respiro, de mayor calma, pero también hay otros momentos de largas carreras, en los que todo parece muy difícil, y podemos llegar a estar cansadísimos, y desanimarnos.
Forjar con acierto el propio carácter no es una tarea fácil ni rápida. Sin embargo, es posible y asequible a cualquiera, y, sobre todo, es decisiva para el resultado de nuestra existencia. Si llevamos a cabo esa tarea con empeño, constancia y deportividad, en poco tiempo nos sorprenderemos del resultado.
Inspirado en el articulo "Una progresiva colonización de nosotros mismos" y la conferencia de Fred Smith en Tennessee.
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